Acción, policial y road movie se mezclan en esta película protagonizada por un duo de actores y personajes muy diferentes uno de otro. Por un lado está Hank Harris (Tim Roth), un agente de la ATF bastante veterano y experimentado. Por el otro tenemos a Arnulfo (Kristyan Ferrer), un jóven mexicano que recién comienza a afeitarse y está dando sus primeros pasos en el tráfico de armas. Él maneja su camioneta a través de la frontera entre México y Estados Unidos para pasar sus productos en pequeñas cantidades, haciendo un trabajo de hormiga.
¿Creen que intuyen cómo será la historia con estas bases? El mérito radica en que con una fórmula que parece predecible, encontramos una historia inesperada. Nada nos prepara para el momento en el que el experimentado agente falla y acaba secuestrado por un traficante de menos de veinte años que se inció en el negocio hace días. La idea de Arnulfo es llevar a este agente como ofrenda para sus jefes y así ascender dentro de la organización, creyendo que Hank tiene mucha información útil que podrían sacarle. Así, la película sigue el viaje de estos personajes desde México a Estados Unidos.
La dinámica entre ellos comienza como víctima y victimario, pero pronto comprendemos que si bien cometió un error, Hank no es ningún idiota; hasta que comprendemos igual que Arnulfo quién está realmente a cargo. No hay violencia innecesaria aunque sí tenemos momentos de acción, pero lo que más brilla son las actuaciones. Tim Roth recuerda sus mejores papeles, interpretando a un hombre calmado pero mostrando a cuentagotas cómo dentro suyo no hay nada de calma real. Por otro lado y sorpresivamente, Kristyan Ferrer está a la altura para construir un personaje ridículo y patético. Es finalmente la historia de un chico que pensaba que ya era un hombre, para darse cuenta que todavía es un chico.
Cuenta con algunos momentos de ritmo acelerado y sorpresiva violencia, para que no olvidemos jamás con qué tipo de mundo privado estamos tratando, las bandas de traficantes. Pero también tiene momentos de una inusitada calma, cuando puede contar una historia en un sólo plano larguísimo y aun así no resultar aburrido. Es que se trata de una película de contrastes, de tranquilidad e histeria, de dos personajes diametralmente opuestos que se encuentran sorpresivamente juntos y tratarán de sobrevivir. Ellos llegan a una simbiosis poco común y poco motivada por la lógica, construyendo una relación en cuestión de horas.
Lo mejor de esta película son sin duda las interpretaciones que nos regala el dúo protagonista. Tim Roth demuestra que sigue en su mejor momento mientras recuerda papeles de hace una década, con ese aire soberbio tan particular de «Pulp Fiction» o «Perros de la Calle». Por otro lado, también es un gran mérito haber encontrado un actor de tan corta edad que esté a la altura del desafío de convertirse en la otra punta de este personaje que lo complementa tan bien. Probablemente una de las apuestas más fuertes de la Competencia Latinoamericana.
Tráiler:
«600 Millas» de Gabriel Ripstein forma parte de la Competencia Latinoamericana de la 30° edición del Festival de Cine de Mar del Plata.
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