Filmada en Indonesia por un desconocido realizador galés llamado Gareth Evans, la primera entrega de “The Raid” (conocida en nuestro país como “La redada: redención«) generó en el 2011 un entusiasmo impresionante y pocas veces visto en los siempre exigentes fanáticos del cine de acción gracias a su apabullante paso por varios festivales internacionales.
Manteniéndose lejos de la complejidad, la base de aquel entretenimiento asegurado se caracterizaba por ser efectiva: un operativo policial cuyo objetivo era ocupar un edificio habitado y controlado por un poderoso narcotraficante se desarrolla de forma trágica e inesperada dejando solo a un grupo de policías (entre ellos está Rama, nuestro protagonista) en medio de una verdadera carnicería humana.
No obstante la clave de “The Raid” era su increíble puesta en escena y su enorme trabajo de producción, no solo más complejo que todo su arco argumental, sino también más brutal, salvaje, violento y espectacular que todo lo que ofreció el género de acción en los últimos años.
Por ese motivo, “The Raid” se convirtió en un verdadero hito. Un film cuyas escenas de acción quedaron marcadas a fuego en las retinas de sus espectadores para toda la vida. Un film que, en su momento, marcó una delgada línea para dividir en “antes” y “después” a todo un género.
Con el arribo de la secuela de aquella joya del cine de acción, florecieron los interrogantes entre los fanáticos de la primera entrega. ¿Podrá realmente esta nueva entrega estar a la altura de su antecesora? ¿Puede aspirar a ser mejor?
Todas esas preguntas quedan rotundamente contestadas, ya que “The Raid 2: Berandal” no solo es un producto superior y más ambicioso que la primera entrega sino que también se atreve a desafiar los límites de lo inimaginable para ofrecer las mejores secuencias de acción que el séptimo arte concibió en mucho tiempo.
No quedan dudas: estamos frente a un soberbio trabajo de superación profesional por parte de Evans y el actor Iko Uwais (quien además es el coordinador de todas esas impresionantes secuencias de pelea) que cumple con creces una tarea que parecía imposible y ya no lo es.
El nivel de perfeccionismo al que llegaron estos dos dementes es difícil de reducir a palabas, ya que las escenas hablan por sí solas: ese crudo y sucio arranque donde nuestro protagonista se enfrenta a todo un pabellón de reclusos dentro del baño de una cárcel, pasando por la visualmente poética batalla campal bajo la lluvia (imposible no compararla con lo último que ofreció Wong Kar Wai), la persecución automovilística donde rompen absolutamente todo (tomá nota Michael Bay) y sobre todo el increíble mano a mano final que dura alrededor de 10 minutos, convierten a “The Raid 2: Berandal” en una máquina imparable que se encarga de romper sus propios límites a medida que avanzan los minutos con el único objetivo de volver locos y generar euforia en los espectadores.
Incluso argumentalmente, en esos extensos 150 minutos que se toma Evans (quien además de director oficia también como guionista y editor), esta secuela se atreve a construir una trama que nos introduce en el inicio de una guerra entre familias mafiosas y el mundo de policías encubiertos, ofreciendo apenas una finísima línea que separa a los buenos de los malos.
Se mire por donde se la mire, parece imposible hallar defectos en esta producción de altísimo nivel técnico, gran ritmo narrativo y de monstruosa puesta en escena, que por si fuera poco se da el gusto de (además de presentarnos a dos de los asesinos más bizarros y originales en mucho tiempo) dejar las puertas abiertas a una tercera y, más que nunca, necesaria entrega.
Un lugar común donde caen todos no es la mejor forma de cerrar una crítica, pero para un film que se caracteriza por ser descomunal y fuera de serie, estas palabras no están de más: “The Raid 2” es una de las mejores y más emblemáticas producciones jamás hechas dentro del mundo del cine de acción.Amén.
Calificación:
Trailer:
ramos.facundo@revistatoma5.com.ar
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