Las películas mágicas son aquellas que te dejan pegado a la butaca hasta que terminan los créditos finales. Personalmente, hacía mucho tiempo que no me pasaba eso con una película de zombies, por lo cual celebré con una gran sonrisa y aplaudiendo con fuerzas cuando terminó la proyección de “The Battery”.
Amo los zombies en todas sus versiones. Me crié con ellos, vivo con ellos y seguramente en el futuro seguiré siendo un fanático devoto de estos personajes, quienes tendrían que existir en la vida real y comerse a todos mis seres queridos para cambiar ese destino.
Ver a los muertos vivos en la pantalla grande siempre me deja reflexionando, pensando sobre lo grandioso y lo poderosos que son estos personajes para contar a través de una historia, a priori simple, algo mucho más complejo.
Me cuesta, gracias a que me crié con las obras de ese maestro llamado George Romero, ver las películas de estos personajes y no buscar el doble sentido de la historia. Y repito: Hacia mucho tiempo que no me pasaba esto con un film de zombies.
Ya desde su titulo “The Battery” empieza a jugar con la cabeza del espectador, debido a que generalmente las películas de este subgénero suelen hacer mención a características, contextos y otras cosas que derivan de la aparición de estos personajes. Recientemente “Guerra Mundial Z” de Marc Foster con su titulo hacia una denominación tacita de los grandes protagonistas de aquella superproducción, pero al fin y al cabo, la hacía.
Si vamos un poquito más atrás en el tiempo, “28 Days Later” y “28 Weeks Later” (ambas conocidas en nuestro país como “Exterminio”) también jugaba con dejar fuera de su titulo a los infectados, pero ambos títulos se relacionaban directamente con el tiempo en el que transcurrían los hechos que contaban.
Cuando leí “The Battery” no entendí que se trataba de zombies hasta que encontré esa palabra en su sinopsis y ahí fue donde empezó el juego mental que toda gran película debería realizar: Enganchar al espectador desde el titulo y darle a este un sentido que se encuentra escondido dentro de las entrañas del film.
Jeremy Gardner revitaliza con creces un subgénero exitoso, que si bien no sufre las consecuencias del agotamiento (el éxito de la serie televisiva “The Walking Dead”, los cómics homónimos en la que ésta se basa y la reciente superproducción de Brad Pitt anteriormente mencionada), parece haber caído en un vacío repetitivo que todavía no genera cansancio en la mayoría del público, pero que tarde o temprano lo hará si no se cambian algunas perspectivas.
Los zombies significan el fin del mundo tal cual lo conocemos. El cambio radical de nuestro modo de vida, independientemente de si son lo suficientemente peligrosos para poner en riesgo nuestra existencia día a día. Son el quiebre que solo nos prepara para una cosa: El fin de la posibilidad de escribir nuestro destino. Son el inicio del purgatorio en el mundo real. La eterna sala de espera hacia la muerte.
Poner personajes interesantes en ese contexto siempre da buenos resultados y lamentablemente no es algo que se haga todo el tiempo, pese a que parece un ejercicio de matemática pura.
Garnder recurrió a tan solo dos personajes opuestos entre sí (uno de los cuales es interpretado por él mismo), un contexto que dice de forma implícita más cosas de la que muestra y un excelente apartado técnico (maquillaje, fotografía y una tremenda banda sonora) para concebir un producto que con el paso de los años se volverá de culto.
¿Por qué digo esto? Porque en “The Battery” hay no solo talento por parte de Jeremy Garnder y Adam Cronheim para cargarse la película al hombro con un derroche de química que logra traspasar la pantalla desde el minuto cero, sino también un guión aceitado que le permite al film adquirir un ritmo ascendente que desemboca en una media hora final que le pasa el trapo a todas las películas de zombies de los últimos años.
Suspenso, terror, tensión, sorpresa, desolación, esperanza y un cierre tan épico como emotivo en su parte final son algunas de las cosas que hacen tan grande a esta película. Y lo digo en serio: “The Battery” se consolida y se planta con creces como una de las mejores películas de zombies de la década por esa parte final que, con plano secuencia incluido, termina por coronar una historia humana tan simple pero necesaria en un contexto apocalíptico como el que nos propone su guión.
¿Qué pasaría si tuvieras que sobrevivir a un holocausto zombie con una persona que no elegiste? ¿Qué pasa si se cruzan dos visiones tan opuestas (romántica y realista) en un mundo cernido en el caos y la desolación? ¿Dónde se encuentra la motivación necesaria para seguir realizando ese esfuerzo constante por sobrevivir en el infierno?
Todas esas respuestas están en “The Battery” de Jeremy Garnder, la mejor película de zombies de los últimos años no solo por todo lo mencionado anteriormente sino también por su alegoría perfecta.
Dos partes opuestas pero dependientes entre sí para seguir existiendo como lo que realmente son y lo que quieren ser. Eso es una batería. Y la energía que contiene esta batería es más que suficiente para revitalizar un subgénero que, paradójicamente, camina muerto desde hace un tiempo.
Calificación:
Trailer:
ramos.facundo@revistatoma5.com.ar
Comentarios