La escasez de ideas que azota a Hollywood desde hace varios años no deja de sorprendernos, al punto tal que estamos por hablar de una película basada en un simple, básico y conocidísimo juego de mesa.
Cualquiera es el «dueño de la esquina» si le toca adaptar un libro que vende millones y millones de ejemplares en todo el mundo. Hacer las cosas bien dentro de Hollywood partiendo de algo tan poco cinematográfico es trabajo de solo una una minoría.
Alejada de propuestas con temática similar (el mayo exponente es «Día de la Independencia«) «Batalla Naval» no es precisamente un producto que intente vendernos el nacionalismo norteamericano, marcado por su espíritu bélico y reflejado en su poderío armamentístico. Aunque cueste creerlo es todo lo contrario, lo que nos lleva a preguntarnos si esa es la verdadera esencia que los responsables de la película quisieron transmitir o el tiro, simplemente, les salió por la culata.
La idiotez intencional con las que caracterizaron a los militares dentro del film, la aparición de personajes lisiados, el combate contra los extraterrestres en Pearl Harbor, la colaboración entre el ejercito norteamericano y el japonés pare hacerle frente a este conflicto y la impensada participación de los veteranos de guerra, son algunos de los elementos que el realizador Peter Berg y los guionistas Jon y Erich Hoeber utilizan para ofrecernos, además de un cocktail de explosiones y vértigo, una sutil e inocente crítica.
Cuesta entender solo como una casualidad que toda la acción del film transcurra en Pearl Harbor, así como también que los Estados Unidos y Japón se unan para impedir una invasión de proporciones épicas desatada ni más ni menos que por el accionar violento de los primeros.
Sin entrar en demasiados detalles, desde el momento en que Berg nos pone en la piel de los invasores, la película deja que el espectador descubra las verdaderas intenciones de ambos bandos en conflicto y saque sus propias conclusiones sobre quienes son los «buenos» y los «malos» en esta disputa.
Dejando de lado todas las llamativas connotaciones que uno puede encontrar cuando escarba un poco el envase de «Batalla Naval» y centrándonos únicamente en lo explicito de esta superproducción, encontramos las verdaderas y escabrosas falencias: un elenco paupérrimo integrado por Taylor Kitsh, Alexander Skarsgard, Brooklyn Decker y Rihanna, dos segundos de un desdibujado Liam Nesson y una insulsa banda sonora compuesta por Steve Jablonsky que apenas se destaca en la escena del guiño hacia el juego de mesa (quizás una de las mejores del film en cuanto a suspenso y tensión).
El apartado técnico merece aplausos, sobre todo por el trabajo del argentino Pablo Helman en los efectos especiales y el interesante soundtrack compuesto por clásicos rockeros de bandas como AC/DC, Creedence Clearwater Revival, Band Of Horses y ZZ Top.
Podemos decir que «Batalla Naval» ofrece algunas de las secuencias más impresionantes del cine pochoclero de este 2012, justificando su visionado en la pantalla grande, pero lo más interesante del nuevo trabajo de Peter Berg sin dudas es que se trata de una propuesta idónea para ejercitar nuestra capacidad de leer tras las lineas un mensaje que no todos están dispuestos a interpretar u entender.
«Batleship» es un lobo con piel de cordero, así de simple.
Calificación:
Trailer:
ramos.facundo@revistatoma5.com.ar
Comentarios