Corre el año 1962 y nos encontramos en Grecia y sus imponentes ruinas. Un lugar visitado por todo el mundo, tan antiguo y tan imponente que logra hacernos sentir insignificantes e iguales entre todos. Es en este lugar perfecto para esconderse entre los turistas, o bien para aprovecharse de ellos, Chester MacFarland (Viggo Mortensen) y su esposa Colette (Kirsten Dunst) se encuentran con un guía turístico, Rydal (Oscar Isaac) quien los ayudará a superar ciertos problemas que no han podido dejar en Nueva York. Y si algo sabemos gracias al cine, es que cuando un hombre huye de su pasado, este siempre logra encontrarlo.
Este pasado obligará a los protagonistas a ir rondando por varias ciudades, moviéndose según los convenientes conocimientos de guía de Rydal, quien no solo se obsesiona con Chester por el parecido que este tiene con su padre sino también con la atractiva Colette.
De menor a mayo la relación entre Chester, Colette y Rydal comienza a ligarlos, ya sea como cómplices, o por la búsqueda de amor o dinero, formando así inevitablemente un triangulo amoroso bastante complejo, pero a su vez necesario. El hecho de que el escenario griego sea el trasfondo crea una barrera lingüística, ya que los 3 dependerán de las habilidades del guía quien no solo domina el griego y el ingles, si no que también conoce a las personas indicadas para solicitar ayuda en el caso de que sea necesario.
Las locaciones son perfectas y sobradas de luz, por lo que abundan muchas tomas al aire libre. La ambientación y producción está muy cuidada (ya sean habitaciones de hotel o restaurantes , todos acompañan el estilo que propone la película). El ritmo del film comienza en una planicie, pero irá levantando velocidad a medida que los hechos se vayan precipitando, llegando a un final con un gran clímax y momentos imprevistos para el espectador.
Calificación:
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