“El coso” es el nuevo documental de Nestor Frenkel, realizador que trajo a la pantalla historias como “Todos los Días es Navidad” (sober los actores que trabajan de disfrazarse de Papá Noel), “Los Premios” (sobre grupos de personas que se dedican a hacer eventos de premiaciones compulsivamente) y “El Gran Simulador” (sobre la vida del mago manco René Lavand), entre otros…
Esta vez, el foco está puesto sobre el pintor Federico Manuel Peralta Ramos, un claro ejemplo de extraterrestre disfrazado de artista, que deambuló por la Ciudad de Buenos Aires durante buena parte del siglo XX.
En pleno delirio aristocrático (decía tener 8 apellidos), Peralta Ramos vivió en un estado de perpetuo artista, modo de vida que lo llevó a pendular en esa fina línea que separa al genio del loco, y que le permitía moverse con la misma naturalidad por el exclusivo Instituto Di Tella, como por los burdeles de la Ciudad.
Pintó cuadros, escribió poemas, cantó sus canciones, actuó en televisión, construyó un huevo gigante, vendió un buzón (literalmente) y hasta fundó religiones. Siguiendo el manual del arte pop, Peralta Ramos se medía como artista en base a qué tan ridículamente grande podía ser la cantidad de obra producida. En la película de Frenkel se ven coleccionistas, curadores, artistas contemporáneos y restauradoras que, más de 30 años después de su muerte, siguen gravitando alrededor de algunos de los objetos que llevan la firma del artista.
“El Coso” cuenta con suficientes imágenes de archivo como de peronsajes que lo conocieron de cerca o de lejos, como para crear un retrato vivo de una de esas personas que nos hace acordar que no es obligatorio ser normal. Uno de estos personajes inclusive asegura que Peralta Ramos prefiguró Internet porque, demostrando que los delirios producidos por el excesos de arte aún perdura.
“El Coso” está disponible para ser visto por streaming en la plataforma Cine.ar
Comentarios