Era octubre del 2012 cuando una noticia sorprendió al mundo del cine, Disney adquiría Lucasfilm por la cifra de 4000 millones de dólares y los fanáticos de la saga “Star Wars” comprendían inmediatamente que la franquicia iba a ser resucitada. Tras la amarga trilogía precuela realizada por George Lucas a inicios del milenio, el imperio del ratón tenía la dura tarea de refrescar la historia, sin embargo, no dudaron en poner todos sus esfuerzos en ella, ya que estaba en sus manos la gallina de los huevos de oro.
Inmediatamente sus productores estrella se pusieron al mando de este gran proyecto, y los resultados son más que visibles. Desde 2015 ha habido una película por año de la saga. El éxito conseguido con todas ellas ha logrado que ahora Disney tenga a la franquicia en primer plano durante un largo tiempo. Sin embargo, “Han Solo: Una historia de Star Wars” se transformó en un reto que ha sacado algunas canas a la compañía.
Desde que Harrison Ford personificó al famoso piloto en la primera trilogía, los fanáticos le dieron un espacio intocable en este universo. Es por ello, que cuando se enteraron que existiría un nuevo Solo, miles de críticas llegaron a la productora. Esto hizo que Disney empezara un gigantesco casting para encontrar al actor adecuado que no pierda la esencia que Ford dio durante todos estos años.
Miles Teller, Ansel Elgort, Dave Franco, Jack Reynor; entre otros 3000 mil actores -según varias fuentes- audicionaron o fueron tomados en cuenta para el rol. Finalmente en mayo del 2016, Alden Ehrenreich fue el elegido para interpretar a Han Solo, recayendo en sus espaldas uno de los papeles más pesados en la historia de Hollywood. Tras las primeras semanas de rodaje, Disney quedó disconforme con el protagonista, por lo que contrató un entrenador de actores para ayudarlo.
Si parecía que la elección del actor principal iba a ser lo más difícil para la productora, nunca imaginaron que el proceso creativo iba a conllevar situaciones igual de complicadas. Primero se reemplazó al editor, luego los directores Phil Lord y Chris Miller fueron despedidos por Kathleen Kennedy debido al estilo de filmación y a las diferencias con respecto al personaje de Han Solo que mantenían con el escritor original de la saga: Lawrence Kasdan, quien afirmó que no iba a permitir que este se volviera cómico.
El mando del proyecto cayó en manos de Ron Howard («Una mente maravillosa»), amigo de George Lucas, famoso por su facilidad para realizar películas que mantengan la misma línea de sus productores. La situación fue tal, que terminó el filme a tiempo sin generar problemas a ninguna cabeza creativa.
Pero al parecer Disney va a tener otro contratiempo. Los fanáticos han empezado a cuestionar en redes sociales la necesidad de la productora de crear una película anual. El universo de “Star Wars” se está expandiendo de una manera acelerada, y si bien muchos seguimos ilusionados, vale la pena preguntar: ¿Era necesario un filme de Han Solo? ¿Es necesario un filme de Obi-Wan Kenobi recientemente anuncia? Y más que nada: ¿Cuánto tiempo puede soportar que la franquicia sea explotada sin que se pierda su esencia?
Las respuestas empezarán a ser respondidas con el estreno de “Han Solo: una historia de Star Wars”, y a mi parecer solo hay dos resultados: o tenemos un exitazo que quedará en la memoria de la saga, o simplemente la sobreexplotación de la marca empezará a cansarnos. Espero que la fuerza nos acompañe, porque se vienen duras pruebas para el universo Jedi.
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