La industria cinematográfica argentina puede presumir al mundo ser una de las mejores. Cada año, decenas de películas de diferentes géneros llegan a las carteleras de cine con la intención de conquistar el público nacional e internacional. “Las grietas de Jara” es un buen ejemplo del porqué de las primeras oraciones. Una producción que lograr darnos un argumento interesante que te mantendrá hipnotizado de principio a fin.
La historia empieza una mañana en que una joven fotógrafa se presenta en el estudio de arquitectos Borla & Asociados buscando al señor Nelson Jara. Mario Borla, su asociada Marta Hovart y Pablo Simó negarán conocer al sujeto. Sin embargo, un oscuro secreto relacionado con ese hombre pondrá sus vidas de cabeza. El protagonista será Simó, ya que a través de sus ojos, veremos todas las situaciones del hecho. Mientras, afrontará una vida personal en donde sufre diferencias con su mujer, su hija afronta los problemas de la juventud, y la fotógrafa logrará despertar nuevas sensaciones en él.
Para el director Nicolás Gil Lavedra es su primera incursión en una producción con una historia ficticia, tomando en cuenta que siempre ha trabajado con temas de carácter social al estilo documental. En esta oportunidad consigue adaptar exitosamente a la pantalla grande la novela de la escritora argentina Claudia Piñeiro. La película es interesante en todo momento, ya que consigue explotar al máximo cada escena. Fácilmente encontramos drama, suspenso y comedia en el guión, y debida a la ambientación correcta, el filme mantiene un interés constante.
El elenco brilla en todos los sentidos. El protagonista, interpretado por Joaquín Furriel, logra representar el rol de un hombre frustrado con su vida personal y pocas ambiciones a más. Sin embargo, con el paso de los minutos el personaje sufre una transformación bien desarrollada por el actor. Oscar Martínez en el papel de Jara denota indignación y apatía, generando así una contracara para Simó, ayudando a que el conflicto entre los personajes se intensifique. Finalmente, Soledad Villamil interpreta a Marta, una mujer que vela por sus intereses, y a la que con el paso del filme iremos odiándola. Gran interpretación de la actriz.
“Las grietas de Jara” es una película sólida en todos sus aspectos, que logra convencer gracias al gran trabajo de su reparto y un guión que es todo menos tedioso. El resultado es satisfactorio y es una historia que seguramente valdrá la pena contar una vez que salgas de la sala de cine. La adaptación de la novela de Piñeiro cayó en las mejores manos, y se demuestra un control en todos sus aspectos. Hay que valorar estas películas que siguen surgiendo en el cine nacional, ya que el esfuerzo por producirlas y las ganas que se ponen en ellas son ejemplo para futuros proyectos de jóvenes directores que querrán enriquecer a la industria argentina.
Tráiler:
Comentarios