“Mi amiga del parque” es la nueva película de la directora argentina Ana Katz, responsable de títulos como “Los Marziano” y “Una novia errante”, entre otros. En esta ocasión se centra en la relación madre e hijo, la soledad y los límites que uno puede experimentar cuando las opciones son – aparentemente – pocas.
Todo comienza con Liz, una madre primeriza que se encuentra sola con su hijo Nicanor. Interpretada por Julieta Zylberberg, este personaje lleva sobre sus hombros la carga de quien está solo en el mundo aunque no sea del todo así. Con los sentimientos a flor de piel y con su marido en la otra esquina del mundo, Liz se aferra con todas sus fuerzas a su hijo. Siendo esta una de las primeras relaciones que se ven y que marcan la línea del cómo para con el resto de los personajes.
A medida que todo avanza este dúo de madre e hijo se acercan a una plaza, que está a tan solo un par de cuadras de su casa. Recurso en el que se sostiene gran parte del relato. Una vez ahí Zylberberg interactúa con el resto de los padres y sus respectivos hijos. Sin embargo, ella se focaliza en una mujer que se encuentra alejada de este grupo. Prácticamente y a un costado de todo estaba Rosa con su sobrina, que cuida por las tardes ya que su hermana no se encuentra bien. Un punto a resaltar de Rosa no solo se centra en el vínculo que crea con Liz, sino que la misma directora del film (Katz) es la que lleva adelante este papel.
Es aquí, en esta segunda relación, que todo se desarrolla. Una amistad espontanea, por momentos forzada y que de fondo siempre supone un interés. Rosa representa el punto más fuerte de las dos, mientras que Liz es la que siempre cede. Esto último desencaja bastante – en el buen sentido de la frase –ya que por momentos, uno como espectador no entiende porque se expone ante tanta desventaja cuando en realidad ella parece mostrar esta supuesta debilidad para que la otra persona se acerque. En una historia aparentemente simple, estos son los detalles que suman. Una psicología llena de conflictos de una mujer que, por momentos, parece estar perdida con su hijo, su casa y su marido.
En cuanto a la producción en general es muy buena. El montaje de la película es claro, se sabe desde un primer momento hacia donde apunta. Por otro lado el grupo de actores, tanto protagónicos como de reparto, tienen la soltura y el punto exacto de entendimiento. Que se puede ver reflejado en el punto de inflexión de la historia, donde todo está a punto de derrumbarse, cuando en realidad es el personaje de Liz que encuentra una nueva estabilidad en el desorden. Otro gran diferencial del cine que viene trazando Katz hace años, con conflictos que no se resuelven pero que los involucrados aprenden a convivir con ellos.
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*Por Demian Rosales (Colaborador)
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