En 1982 el director americano Tobe Hooper estrenaba «Poltergeist» sin saber que se convertiría en un clásico del género. ¿Un título demasiado grande? Puede ser, pero por más grande que haya sido el temblor ocasionado – tanto dentro, como fuera de las salas – este director nunca pensó que 33 años después alguien más tomaría su creación para reversionarla.
Este es el caso del realizador Gil Kenan, conocido en el ambiente por la película de animación “Monster House”. Kenan se tomó un año para la realización y post producción del film, ya que quería ser respetuoso ante semejante desafio. El resultado: una versión fiel, pero ajironada, del clásico de Hooper.
La película comienza con una familia numerosa en la búsqueda de un nuevo hogar. Los padres, interpretados por Sam Rockwell y Rosemarie DeWitt, son la parte fundamental de este núcleo que contiene a tres hijos. Golpeados por varias crisis personales y profesionales, se encuentran en este vecindario para empezar de nuevo. Un barrio de los suburbios, donde todo parece muy normal.
Dentro de este contexto sucede el primer contacto, donde se puede ver a la pequeña Kennedi Clements, protagonista del film, hablándole al armario. Los episodios, aunque teñidos de cierta inocencia en un principio, se tornan cada vez más retorcidos y macabros a medida que se repiten. Así es como el personaje de Kyle Catlett, hermano del medio, termina siendo testigo de varios de estos encuentros. De los que también participa en más de una ocasión.
El quiebre de la historia se da una noche que los padres deciden salir y dejar a cargo a su hija mayor, papel que lleva a cabo Saxon Sharbino. Luego de acostar a sus hermanos menores, Saxon nota una fuerte interferencia en su smartphone cuando se dirige al garage. En ese instante, luego de un gran momento de tensión, es atrapada por uno de los cientos de espíritus que ya habitaban su nueva casa. En simultáneo su hermano es arrastrado por los aires por un árbol que destruyo la ventana de su habitación, mientras que la menor de las tres desaparece a través de un portal que se abre en su armario.
A partir de este momento es donde se puede ver el verdadero talento de este director. Kenan, que tiene una gran capacidad para generar momentos de tensión, y a raíz de esto, atención; puede mantener atrapado a cualquier espectador sin ningún tipo de esfuerzo. Además de las sutilizas con el manejo del 3D, que acopla a planos cálidos, explicativos y por momentos copias de la versión original.
Más allá que el resultado de esta versión sea favorable, no alcanza las expectativas. Es de esperar que al tratarse de una “remake” haya cosas que no puedan superar el poder la nostalgia. Lejos del pensamiento que “todo tiempo pasado fue mejor”, porque los efectos que maneja son insuperables, la utilización del 3D o hasta los actores de reparto, como es el caso de Jared Harris que interpreta al médium que ayuda a la familia luego de la desaparición de su hija. Todo es bueno, pero no alcanza.
Finalmente, lo que si vale la pena destacar, es que este tipo de trabajos revalorizan la obra de un artista y generan nuevas/viejas inquietudes a generaciones que, por no usar una palabra clave en google, nunca hubieran llegado a esta.
Trailer:
Demian Rosales
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