El jueves falleció Isao Takahata, el cocreador de Studio Ghibli junto a Hayao Miyazaki. Además, esta semana llegó a nuestras salas la secuela de un animé de la vieja escuela con «Mazinger Z: Infinity». Aunque lejano y exótico, el país nipón ha tenido una gran influencia en nuestro país. Desde que nuestros padres vieron a un rudimentario «Astroboy», pasando por los populares «Dragon Ball», «Sailor Moon» o «Los Caballeros del Zodíaco»; es innegable la influencia de las series japonesas en nuestra infancia. Sin embargo, del otro lado de la moneda están las películas de animé. De temática más compleja y calidad muy cuidada, les dejamos una selección para disfrutar entre adultos o en familia y de pason honrar al director que acaba de despedirse.
«La Princesa Mononoke»: Esta película de 1997 fue posiblemente una de las primeras obras abiertamente feministas. Veinte años antes de la «Mujer Maravilla» y demás celebrados personajes, en esta obra de Hayao Miyazaki seguiremos al príncipe Ashitaka quien acaba envuelto en medio de una guerra en la que conoce a San, una poderosa guerrera. Fue la película más taquillera en el país, superada apenas por Titanic que se estrenó el mismo año. Además, fue la que catapultó a la fama al Estudio Ghibli.
«La Tumba de las Luciérnagas»: Dejando de lado las historias aptas para todo público, esta vez el co fundador del estudio Isao Takahata toma como protagonista a Seita, un niño indigente que muere de hambre poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Su espíritu se encuentra con el de su hermana menor y recorren los espantosos sucesos que los llevaron a esa situación. De una realidad cruda, fue considerada un manifiesto en contra de la guerra. Fue incluida por el crítico Roger Ebert en la lista de las mejores películas de todos los tiempos. El crítico además la incluyó en una trilogía espiritual de películas anti-belicistas, acompañada por «El Pianista» y «La lista de Schlinder». Estudio Ghibli retomaría el tema de la Segunda Guerra con la última película de Miyazaki antes de retirarse, «The Wind Rises».
«Akira»: Porque no sólo de historias tradicionales vive el animé, esta película nos lleva a un futuro tecnológico de estética ciberpunk. Akira es un muchacho que fue mantenido encerrado mediante criogenia y tiene misteriosos poderes. Una vez que escapa, descubrimos que no es el único humano con el que se realizan experimentos. Aunque no carece de acción, también tiene sus críticas éticas y morales. Fue el antecesor de «Ghost in the Shell», que fue un paso más allá y se preguntó sobre el alma de la inteligencia artificial. Mucha acción, grandes escenarios, y enigmas filosóficos sobre la naturaleza humana.
«El Viaje de Chihiro»: Para muchos la obra definitiva de Miyazaki (change my mind, Totoro!), que ganó el Oscar en 2002 a Mejor Película de Animación. Sí, la protagonista es una niña que se pierde en un mundo de espíritus y pasan cosas muy raras. Pero toda la película es una gran metáfora. Para empezar, Chihiro pierde a sus padres debido a su avaricia, que en el mundo de los espíritus los hace convertirse en cerdos (capitalistas y literales). Para sobrevivir, Chihiro debe trabajar en una casa de aguas termales, que los adultos nos damos cuenta, es un prostíbulo encubierto. De hecho la jefa es Yubaba, una palabra que se utilizaba en el siglo XVII para denominar a las madamas. Además, la bautiza Sen, una palabra genérica para denominar a las prostitutas de más bajo rango. Pero Chihiro tiene diez años y se ve envuelta en ese mundo del que no puede escapar, a pesar que sea en apariencia colorido y simpático.
«Your Name»: Finalmente el año pasado «El Viaje de Chihiro» fue destronada como la película más taquillera de Japón (tuvieron que pasar más de 15 años) por la obra del que muchos dicen será el sucesor de Miyazaki. El joven director Makoto Shinkai cuenta la historia de una pareja que se conoce uno en los sueños del otro. En un momento se despierta en ellos el deseo de conocerse personalmente, pero las cosas se complican más de lo esperado. Una película que parecía un clásico romance de librito termina siendo un precioso análisis psicológico y espiritual de las tradiciones contra la modernidad.
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