Siempre es bueno encontrar en pequeñas o grandes películas esos momentos en los que nuestros protagonistas son motivados con palabras épicas y emotivas para que puedan lograr su objetivo soñado. Su propia meta.
Hay miles de ejemplos a lo largo de la historia del cine, pero en los últimos años hubo algunos que realmente calaron hondo y se hicieron muy populares no solo entre los fanáticos de las películas a las cuales pertenecen sino del publico en general que los conoció por otros medios.
Porque a decir verdad, si a estas escenas las acompañas de una pequeña explicación y las contextualizas, no es necesario que veas todo el film para que logren su impacto.
Eso es lo que vamos a intentar en esta oportunidad, presentándoles 5 motivaciones épicas que nos dio el cine en los últimos años:
«El Caballero de la Noche Asciende» de Chris Nolan (2012)
Tremenda escena si las hay. Bruce Wayne está encerrado tanto física como psicológicamente en una prisión de la que no puede escapar. Lleno de frustración e ira, acumulando cada vez más fracasos, Bruce decide aceptar el consejo uno de los prisioneros más antiguos de ese verdadero infierno, quien le revela que la verdadera clave para poder salir de ahí es ni más ni menos que el mismísimo impulso humano de luchar contra el miedo a la muerte.
Esto es y será siempre épico. Y las múltiples lecturas y analogías que pueden hacerse con esta escena hablan por si solas.
«Warrior: La última pelea» de Gavin O’Connor (2011)
Sin ser el golpe emotivo más importante de la película (ya que todo eso está presente en el final), este tramo de «Warrior» es apabullante. Brendan Conolon (Joel Edgerton) es un luchador retirado, devenido en profesor de física, que por problemas económicos está al borde de perder su casa. Con una familia compuesta por una hermosa mujer y dos hijas pequeñas (una de las cuales estuvo enferma del corazón), Brendan no tiene otra opción que participar de un torneo profesional de artes marciales mixtas. El entrenamiento lo es todo, pero cuando llega la hora de enfrentarse con verdaderas bestias de la lucha (entre ellas, el campeón invicto, Koba) lo físico queda relegado y lo importante pasa a ser la motivación.
La frase que desliza su entrenador es durisima y, si bien roza el golpe bajo, es de lo más certero y motivador que puede recibir un luchador arriba de un ring. Ese «You don’t knock him out, you don’t have a home» te llena de adrenalina automáticamente.
«Rocky Balboa» de Sylvester Stallone (2006)
Cuando Sly escribió el guión de la primera «Rocky» allá por 1976, jamás imaginó que su personaje se convertiría en un icono capaz de motivar a miles de personas a lo largo del mundo. Mucho menos el éxito que cosecharía Rocky independientemente del film en sí.
Por eso, muchos de los que critican la ultima película de la serie, son personas que no se molestaron en ver ni en tratar de entender el desarrollo emocional que sufre Rocky a lo largo de toda la saga para llegar a un final que emociona por todos lados, sin necesidad de que el boxeo se lleva toda la atención.
La secuencia final de créditos de «Rocky Balboa«, donde miles de fanáticos recrean la clásica escena de entrenamiento, la estatua viviente del mismísimo Rocky que se colocó en Museo de Arte de Filadelfia y estas lineas tremendamente emotivas son la muestra de lo grande y lo importante que fue, es y será Rocky para el cine.
«300» de Zack Snyder (2006)
Otro que tampoco esperaba hacer escuela con su segunda película como realizador era Snyder, por más que el proyecto en el que se estaba involucrando se tratase de una adaptación cinematográfica del artista Frank Miller.
Sin embargo «300» revitalizó un genero que estaba muerto desde hace años, ya que «Gladiador» de Ridley Scott había sido la ultima gran película donde la historia y lo épico se entrelazaban para ofrecer un relato de valentía que emocionaba e inspiraba hasta los huesos.
Leónidas y sus espartanos (acompañados también por los arcadios) calaron hondo en el publico para sobrevivir el paso de los años y seguir siendo la biblia de frases épicas más actualizada del cine.
«Un Domingo cualquiera» de Oliver Stone (1999)
Si practicaste (o practicas) algún deporte, competiste de forma oficial y sos contemporáneo a los 90’s, sin lugar a dudas esta es la escena que te quedó marcada a fuego para siempre en tus retinas.
No será la mejor película de Oliver Stone (nadie es perfecto) ni tampoco es una película excelente, pero «Un domingo cualquiera» a medida que avanzaba su multifacetica se empezaba a consolidar como una muy buena radiografía del mundo de las competencias deportivas en equipo.
Si «300» es la biblia para el cine bélico e histórico, «Any Given Sunday» de Oliver Stone con tan solo apenas unos minutos se consolida notablemente como «EL» discurso a copiar y tratar de igualar en todas las películas deportivas que se harían después de ella y hasta la fecha.
No me quedan dudas que este mensaje traspasó la pantalla en más de una oportunidad para ser utilizado en un miles de contextos similares. Eso es lo que hace grandioso a este discurso de Al Pacino.
Bonus Track:
«Rescatando al Soldado Ryan» de Steven Spielberg (1998)
No quería dejar pasar esta oportunidad para hablar sobre esta escena en particular, que sin tener un discurso compuesto por frases épicas como las anteriores, es igual o más motivadora que todas ellas.
Personalmente creo que junto con «E.T. El extraterrestre«, «Tiburón«, «Jurassic Park» y «Encuentros cercanos del tercer tipo«, «Rescatando al soldado Ryan» es una de las 5 mejores películas que nos regaló este ENORME (Y sí: Pónganse de pie y sáquense el sombrero) realizador llamado Steven Spielberg.
Frente a la desesperación, la incertidumbre, el miedo y la falta de motivación, Spielberg articuló a Tom Hanks para brindar una hermosa escena que, no solo describe la crudeza de la guerra, sino que también habla sobre hasta donde es capaz de llegar el espíritu humano impulsado por el amor.
Simplemente increíble. Y si ya vieron esta escena, y no recuerdan lo gloriosa que es, no pierdan la oportunidad de disfrutar esta película nuevamente para descubrir esa faceta.
ramos.facundo@revistatoma5.com.ar
Comentarios