No hay que hacerse los giles, ni tampoco mirar para otro lado: Todos nosotros disfrutamos vemos con buenos ojos algo en la saga «Transformers«.
Lejos de ser perfecta y encajando de lleno como un certero ejemplo de los limites absurdos a los que puede llegar la condicionada «libertad artística» dentro de Hollywood cuando uno tiene una carrera exitosa y productores ambiciosos por detrás, la saga dirigida por Michael Bay (el último gran rey midas del cine norteamericano) es un derroche de errores si uno se pone exquisito.
En cambio, si uno toma esto como lo que verdaderamente es (cine pochoclero en estado puro), el panorama cambia por completo.
Precisamente ahí está la clave. Para disfrutar de lleno «Transformers» hay que dejar el cerebro descansando en la mesita de luz y lo único que hay que hacer es dejarse llevar por la contagiosa emoción (hasta en ciertos puntos genuina) que transmite ver, básicamente, lo imposible hecho posible dentro de una sala de cine.
Con el correr del tiempo quedará bastante claro que los autobots y los decepticons no pudieron haber llegado nunca a la pantalla grande de no ser por la acertada visión de este universo que tuvo el bastardeado realizador Michael Bay. Incluso podemos arriesgarnos a mucho más: cuesta imaginarse ver una buena película pochoclera (con todo lo que eso implica) de «Transformers» sin Bay al mando.
Motivado por lo cercano que estamos al estreno de la 4° entrega de esta franquicia (la cual ofrece cambios significativos con respecto a sus predecesoras), decidí recopilar cinco escenas que hicieron más que agradable el visionado de esta saga.
«El ataque de Scorponok» en «Transformers«: Por lejos, una de las escenas de acción más logradas de TODA la trilogía. No solo es visualmente dinámica y entretenida, sino que también ofrece la dosis justa de ese inoportuno humor que le aporta Bay a sus películas.
De más está decir que la música de Steve Jablonsky adquiere una importancia tremenda a partir de aquí para el resto de la saga.
«El gran Buda» en «Transformers 2: La venganza del caído«: La reivindicación del héroe. Aquel al que le sacaron la oportunidad de consolidarse como ídolo máximo en la primera entrega debido a ese detalle final que todos odiamos (¿En serio? ¿Sam Witwicky vence a Megatron?).
Esta secuencia con la que abre la secuela deja bien en claro quien es el jefe absoluto en esta saga. Ese es el gran Optimus Prime!!!
«La muerte de Optimus» en «Transformers 2: La venganza del caído«: Cuando al principio hablaba de emoción genuina, me refería a estos detalles de la historia a los que Bay nunca le tuvo miedo. Matar al gran Optimus Prime en medio de una película, para dejar desamparados a los autobots en una guerra que recién empieza, fue el gran acierto que le puso emoción a esta floja secuela.
La venganza de esto será terrible, malditos decepticons!!!
«Batalla en la autopista» en «Transformers 3: El lado oscuro de la luna«: Otro de los momentos más logrados de la saga, que dejan en evidencia todo lo bueno que podía ofrecer Bay en sus películas. Acción frenética, música que acompaña y abruma con su tono épico y heroico (nuevamente Jablonsky) y nuevamente la cuota de humor en la medida justa.
A diferencia del ataque de Scorponok, esta secuencia es todavía técnicamente más perfecta y su visionado en 3-D fue una de las mejores inversiones que pudieron haber hecho los amantes exigentes de este rubro allá por el 2011.
«El arribo de los autobots» en «Transformers«: La escena definitiva. La que les gusta a todos. Así comenzó todo.
Emoción, alegría y espectacularidad van de la mano en la secuencia que significó ver por primera vez (en carne y hueso) en la historia del cine a los transformers todos juntos haciendo de las suyas.
El sueño cobró vida. La magia del cine nos regaló este GRAN momento.
ramos.facundo@revistatoma5.com.ar
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