Siempre hay algo más que decir de True Detective. Si no encontramos una nueva referencia nietzscheana, vemos el análisis de alguien a quien una imagen le recuerda a William Blake o de otra persona que -terminada Breaking Bad– disecciona episodio por episodio la utilización de los tonos verdeamarillos en un contexto de luces cálidas.
Lo cierto es que hasta la catalogación de True Detective viene complicada. Drama, dramón, pero en un formato corto. ¿Serie dramática o miniserie? Para los Emmy no parece haber problema, ya que competirá (si queda nomiada) en el rubro «serie dramática». Decisión polémica, dado que en ese rubro existe el potencial riego de enfrentarse a titanes establecidos como la nombrada Breaking Bad, Boardwalk Empire, House of Cards, Mad Men y The Good Wife, por nombrar solo algunos de los grandes dramas que hoy pueblan las pantallas pequeñas.
Para Nic Pizzolatto y Cary Joji Fukunaga – creador/guionista y director, respectivamente-, su producto se trata sin lugar a dudas de una miniserie. Pero ésta no es una palabra que agrade a HBO. Fukunaga dijo: “A los del canal les molesta esa terminología, porque detestan tener que empezar de cero cada temporada, prefieren una marca. Pero lo que hicimos tiene ocho capítulos, con un comienzo y un fin. Y para la segunda temporada cambiarán los actores y la trama. Así que es una miniserie.”
El concepto de miniserie, propuesto como en True Detective, no nos resulta extraño. La idea de base es la misma que conocemos por American Horror Story. Y por más que la idea y el concepto sean claros y precisos para los creadores, la gente de marketing de la cadena ganó y True Detective deberá competir en la categoría que ellos decidieron, es decir, serie dramática.
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